26 de Abril de 2024
Entorno Político | OPINIÓN
Lunes 11 de Diciembre de 2017 | 10:47 p.m.
Inocencio Yáñez Vicencio
Inocencio Yáñez Vicencio
¡Los niños y las mujeres primero!

Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su propio antojo, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y transmiten el pasado (Carlos Marx. El dieciocho brumario de Luis Bonaparte. Pág.15. Biblioteca del Pueblo. Cuba, 1962). Renglones que empatan, quien lo diría, con el ideario del conservador liberal José Ortega y Gaset, que en las primeras décadas del siglo XX, sentenciaría: ”El hombre es él y su circunstancias”.

Lo que apuntan en principio estos grandes pensadores es muy claro. Ni el determinismo ni el providencialismo son capaces de explicar por sí solos la realidad. Los fatalistas que creen que todo es resultado de las leyes de la historia, como puede inferirse, distorsionan los hechos tanto como los que adjudican únicamente las grandes transformaciones de la sociedad a los elegidos o iluminados. Conocer la lógica del desarrollo siempre permitirá alterar su curso en beneficio o perjuicio de la sociedad, dependiendo de qué intereses se abanderen.

La crisis que viven hoy los partidos políticos, en el mundo capitalista, además de derivarse del tránsito del modelo de partidos de masas al modelo de partidos de todo el mundo (Kirchheirmer), es resultado del emplazamiento a que los ha sometido el propio sistema económico, que no brinda espacio para ningún partido que amenace modificar las relaciones de explotación salarial. A través de la televisión, la radio, la prensa, la escuela, la Iglesia Católica, el cine, el teatro, presentan al partido contrario al sistema capitalista como pendenciero y lo aíslan, condenándolo a un papel testimonial. De que espantarse, si los censores no bendicen más que una lucha por el botín, aunque luego muestren extrañeza que vacíen el erario público.

Nada de raro tiene tampoco que la política en el capitalismo sea vista como la actividad más degradante, toda vez que su poder depende en buena parte del grado de aceptación de la opinión pública  que tienen secuestrada los dueños del poder económico e ideológico, y el poder político disputa las decisiones fundamentales a los barones del dinero, quienes bajan la calificación a los disidentes de la llamada libre empresa y promueven a lo sumisos a la clase patronal, sujetando los gobiernos a los estados de ánimo que mueven a su conveniencia.

La competencia hoy para acceder al poder político está basada principalmente en quien ofrece manejar mejor la maquinaria de dominación a favor de los grandes propietarios, legislando e impulsando políticas públicas reaccionarias con migajas para los desposeídos a fin de reproducir su mano de obra y ganar su voto.

Los patrones están seguros en haber alcanzado el fin de la historia sustituyendo la división entre burguesía y proletarios por la dicotomía gobernados y gobernantes, endosándole la culpa de la pobreza de las masas a los centinelas, que velan porque nadie viole las reglas que permiten a los empleadores apropiarse del excedente de los trabajadores.

En esta batalla en que cada uno de los partidos políticos se esfuerza por aparecer como el más fiel guardián de los intereses patronales, hemos visto que habiendo abandonado ideas y programas, el PRI se deslizó hacia un fétido tecnocratismo, el PAN-PRD-MC, en banda de mercaderes o partidos cartel (Katz y Mair), y MORENA, en refugio de los vándalos de la sección 22 de Oaxaca y personajes como Layda Sansores, que tiene como mejor propósito distribuir el gasto de manera clientelar.

Esta es la razón de que hoy veamos como los socialistas privatizan en España. Que el parido que aquí se autodenomina socialdemócrata (PRI), en México privatiza. Que hablan de distribuir el gasto pero no distribuir la riqueza.

Para impedir que la tragedia que vivimos se repita como sainete (Marx), es válido, en el marco de la estrategia del pensamiento gramsciano la llamada guerra de posiciones que nos mantenga alejados de la tentación del todo o nada, impulsando, más allá de los partidos políticos, la candidatura de un hombre que es bien visto por todas la fuerzas policías pero que además cuenta con el reconocimiento de las principales organizaciones y grupos de la sociedad civil, por su incuestionable solvencia moral y su compromiso con una nueva forma de hacer política, como lo es Pepe Yunes, para retomar la construcción de un sistema republicano y la recuperación de los instrumentos de lucha de los menos favorecidos. En tanto vuelven los partidos a expresar la diversidad social, en Veracruz, urge avanzar con un candidato que garantice una nueva concepción ética de la política.

*** Las ideas y opiniones aquí expresadas son responsabilidad exclusiva del autor y no necesariamente reflejan el punto de vista de Entorno Político.

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