25 de Abril de 2024
Entorno Político | OPINIÓN
Domingo 21 de Mayo de 2017 | 1:30 p.m.
Wenceslao Vargas Márquez
Wenceslao Vargas Márquez
Negocios masónicos y Maximiliano

Se cumplen trescientos años de masonería moderna desde su fundación oficial en Londres en junio de 1717. Se cumplen ciento cincuenta desde que representantes de la masonería del Rito Escocés se acercaron a Maximiliano de Habsburgo, emperador de México, para fundar el citado rito masónico en México (1865) y de paso hacer algunos negocios (1865, 1866, 1867).

Esencialmente el proceso consistió en que una persona radicada en Nueva York, un famoso masón cubano, André Cassard, autorizó implícita o verbalmente a Manuel Basilio da Cunha Reis y Francisco Pires de Almeida para acercarse a Maximiliano de Habsburgo y fundar un Supremo Consejo del Rito Escocés Antiguo y Aceptado el 27 de  diciembre de 1865 en la ciudad de México y del cual quedaría a la cabeza cierto James Lohse.

El historiador de la masonería José María Mateos escribió en 1884 acerca de este propósito señalando los pretendidos negocios. Mateos no ofreció más que su dicho acerca de los negocios ferrocarrileros en torno al gobierno de Maximiliano para fundar el rito masónico escocés. Además los negocios se dieron inmediatamente antes de la fundación del rito. Esta empresa ‘masónica-ferrocarrilera’ señalada por Mateos y otros tiene sustento en decretos. El principal decreto que expidió Maximiliano y en el que aparece como beneficiario Cunha Reis es el publicado en el oficial Diario del Imperio el 14 de diciembre de 1865 y que tiene fecha del 10 de diciembre, apenas unos pocos días antes de la fundación del Supremo Consejo escocés.

Se le concede la creación de la “Compañía de colonización asiática” por diez años. Por vías de ensayo se le permitirían a Cunha Reis traer a sus haciendas en Veracruz 500 árabes del virreinato de Egipto. Diez días después se fundaba el Supremo Consejo del Rito Escocés, pero no es todo. El 24 de enero de 1866 el Diario del Imperio publicaba un nuevo decreto donde se autoriza a Cunha Reis la explotación y colonización de 26 leguas cuadradas de terrenos en Huauchinango, Puebla. Cunha Reis se comprometía a introducir ocho mil colonos portugueses, quinientos durante el primer año de vigencia del contrato. El decreto lo firmaba Maximiliano el 18 de enero.

El 17 de octubre de 1866 el Diario del Imperio anunció que Cunha Reis renunció a esos derechos de colonización en Huauchinango. El 20 de febrero de 1866 el diario La Sociedad anuncia que laCompañía de colonización asiática tiene un capital social de dos millones de pesos en la céntrica calle de Escalerillas 17 en la ciudad de México. Se informa que el consejo de administración se instaló el día 8 quedando como sigue: presidente, Antonio Suárez Peredo; secretario Santiago Lohse, de la casa F. Lohse e hijos; más cinco vocales. La Dirección General quedó a cargo de Cunha Reis, una subdirección a cargo de Morales Montenegro y la dirección marítima a cargo de Francisco Pires de Almeida. El anuncio se repite el 22 de febrero.  El 5 de enero de 1867 el Diario del Imperio anunció la cancelación del contrato a laCompañía de colonización asiática por incumplimiento.

Derrotado el imperio los negocios siguieron. El 15 de octubre de 1867 firmado por el ministerio de Fomento de Benito Juárez (Blas Balcárcel) se publicó un decreto ratificando para Cunha Reis la concesión del ferrocarril México-Tuxpan, que pasa por Huauchinango. El periódico Le Trait d’Union, en francés, publicó el 7 de abril de 1868 que de Nueva York llegaba la fianza exigida para el ferrocarril a Tuxpan y que la empresa cambiaba de nombre a “Compañía Internacional americana y mexicana del ferrocarril de Tuxpan”. En la directiva de la nueva empresa se halla como secretario Andre Cassard. La superintendencia en México sigue a cargo de Cunha Reis. El 21 de mayo de 1868 El Siglo Diez y Nueve publicó la discusión legislativa donde Cunha Reis solicita se le autorice la creación de un banco y una nueva línea ferrocarrilera (con telégrafo anexo) de la ciudad de México hacia el Pacífico. Se le concedió.  

Nosotros seguimos sosteniendo desde aquí que Maximiliano no fue masón. Las dos únicas menciones de un Maximiliano masón se nos antojan menciones interesadas: son precisamente las de Cunha Reis (en una supuesta charla con el emperador en fecha no confirmada entre febrero y agosto de 1864 donde el archiduque supuestamente confiesa ser grado 18) y las de Cassard que lo menciona como grado 33. Dan testimonio en contra miembros del círculo cercano del emperador como el conde Resseguier o el masón republicano von Gagern (en mayo de 1867).

Documentados estudiosos del tema sostienen que Cunha Reis no se aprovechó de su condición masónica para hacer negocios. La documentada e inteligente tesis doctoral Masonerías, intervencionismo y nacionalismo en México (UNAM, 2016) sostiene esa versión. Nosotros creemos que Cunha Reis sí se aprovechó. Un biógrafo de Cassard, León Hyneman, escribió que Cunha Reis ingresó a las logias en Rio de Janeiro y obtuvo el grado 18 en 1844. Poco después empezó a tratar al cubano Cassard en Nueva York a donde llegó en 1856. Cuando la intervención francesa Cassard hacía negocios con Maximiliano y simultáneamente pretendía hacerlos con el gobierno republicano estacionado en el norte, por ejemplo con Matías Romero o Francisco Zarco (quien también vivió en Nueva York), reclamando contratos que no le cumplían.

Cunha Reis llegó a México en febrero de 1864, Maximiliano llegó en junio. Cunha arrastraba una mala fama incluso de traficante de esclavos (además los decretos que mencionamos, transporte de egipcios y portugueses, apuntan a eso). Tenía una década de tratos con Cassard y seria voluntad de hacer negocios con el gobierno imperial. ¿Cómo acercarse al emperador? Por la vía masónica. Le escribió a un famoso masón, Alberto Pike, en 1869, que Maximiliano había sido masón grado 18 del rito francés. Pero de eso no hay constancia más que la carta de Cunha Reis a Pike. La carta, citada y parcialmente reproducida en la tesis doctoral que citamos arriba, está en español. Ignoro si Pike hablaba español como para que Cunha le escribiera en ese idioma.

En 1865 Cunha Reis quería un ferrocarril con telégrafo, quería inmigrantes egipcios y portugueses, quería un banco y quería terrenos y no había gobierno republicano en México. ¿Qué hacer? Simplemente acercarse al gobierno imperial de Maximiliano y empezar a hacer dinero fundando el rito masónico escocés que pervive hasta hoy.

Twitter @WenceslaoXalapa

*** Las ideas y opiniones aquí expresadas son responsabilidad exclusiva del autor y no necesariamente reflejan el punto de vista de Entorno Político.

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