• Después del grupo de jazz cubano, Irakere, en 1978, no habíamos escuchado en Xalapa otro concierto como el que ofreció Patitucci: Memo Cuevas.

Xalapa, Ver./ Después del grupo de jazz cubano, Irakere, que se presentó en 1978 en el Teatro del Estado, en Xalapa no habíamos escuchado otro concierto como el que ofreció el trío de John Patitucci, conformado por Chris Potter y Rudy Royston, aseguró el maestro y melómano capitalino, Guillermo Cuevas.

Al concluir esta presentación, del Xalapa Jazz Festival, organizado de manera gratuita por el Ayuntamiento que preside el alcalde Américo Zúñiga Martínez, Memo Cuevas insistió en que el de Patitucci ha sido “uno de los mejores conciertos que ha habido en Xalapa”.

“En 1978, Irakere, con Chucho Valdés, Paquito D’Rivera y Sandoval, hicieron carnaval en la sala, porque se bajaron a tocar y todo el mundo se puso a bailar con ellos”, indicó, al señalar que los xalapeños hemos sido muy afortunados con este concierto y con tantas cosas que han coincidido para que se llevara a cabo.

Comentó emocionado que las piezas de Sonny Rollins, del álbum Remembrance, fueron claves en el concierto, “porque me imaginé al Papa, recordando las parábolas de su maestro Jesucristo, en la Plaza de San Pedro. Eso mismo hizo Patitucci, pero en jazz”, destacó.

En este concierto, el bajista neoyorkino trajo todo lo que es, lo que ha vivido y lo que ha aprendido a lo largo de su carrera artística. Memo Cuevas insiste en que los xalapeños fuimos afortunados por disfrutar este gran concierto. “Patitucci viene de Australia, estuvo en la ópera de Sidney y allá disfrutaron lo mismo que nosotros aquí”, aseveró.

Finalmente, dice que frente a todos los problemas del mundo, como el odio y la violencia, el jazz es una enfermedad mundial, pero es una enfermedad saludable, comenta, refiriendo la figura literaria del oxímoron, que tanto utilizó Borges.

Estoy emocionado como chamaquito: Malacara

Por su parte, el maestro Antonio Malacara, dijo que desde hace mucho tiempo no escuchaba un concierto tan entero, tan circular, con una espiral tan profunda y una retroalimentación genial con el público.

“Estoy emocionado como chamaquito, a ver si no me hace daño”, concluyó.