Nueva Jersey/ Las ciudades periféricas de Chicago y Nueva York enfrentan una creciente controversia mientras sus autoridades locales adoptan medidas para rechazar a los migrantes procedentes de la frontera sur, en un intento por evitar las restricciones a los autobuses implementadas en ambas metrópolis.

En Edison, Nueva Jersey, el alcalde Sam Joshi ha anunciado su intención de enviar a los migrantes de regreso a la frontera en caso de que lleguen a su ciudad en autobuses. En Rockford, Illinois, las autoridades indicaron que los 355 migrantes que arribaron en un vuelo chárter no serían bienvenidos.

Se han colocado letreros a lo largo de la autopista interestatal 55 en el condado de Grundy, Illinois, al sureste de Chicago, advirtiendo que no se permitirán autobuses de migrantes en esa ruta, generando tensiones en la región.

La respuesta de los suburbios surge en medio de una oleada de lo que el comisionado interino de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP), califica como "llegadas sin precedentes" con más de 10.000 ingresos ilegales diarios en varias ocasiones durante el último mes.

El gobernador de Texas, Greg Abbott, ha desencadenado la controversia al enviar más de 80.000 migrantes en autobús desde Texas hacia ciudades con gobiernos demócratas desde 2022, incluyendo Chicago y Nueva York. Frente a las multas y sanciones impuestas por estas ciudades, Abbott ha comenzado a alquilar aviones para trasladar a los migrantes.

Recientemente, un vuelo con 355 migrantes aterrizó en el Aeropuerto Internacional Chicago Rockford procedente de San Antonio, y las autoridades locales informaron que todos abordaron autobuses alquilados por Abbott para ser llevados a "distintos suburbios". Algunos suburbios, como Tinley Park, han implementado regulaciones que amenazan con emitir citaciones y tomar medidas contra los autobuses que realicen paradas no programadas.

En Nueva Jersey, los migrantes están siendo dejados en estaciones de tren en Jersey City, Secaucus y Trenton, según funcionarios estatales. El gobernador Phil Murphy ha declarado que el estado está siendo utilizado como un punto de tránsito, y la mayoría de los migrantes se dirigen a Nueva York.

Los alcaldes de Nueva York y Chicago han culpado a Abbott por la situación, calificándola como un "diabólico plan" y respondiendo a lo que consideran tácticas para sembrar el caos. Abbott ha defendido sus acciones, argumentando que el presidente Joe Biden debe hacer más para proteger la frontera y acusando a los alcaldes demócratas de hipocresía.

La situación parece lejos de resolverse, con los suburbios y ciudades periféricas lidiando con las consecuencias de una crisis migratoria que parece no tener fin.