29 de Abril de 2024
Entorno Político | OPINIÓN
Lunes 15 de Abril de 2024 | 9:59 p.m.
Irineo Domínguez Méndez
Irineo Domínguez Méndez
Candidatos: tiempo de mentiras

Los candidatos que buscan una curul en los congresos siguen creyendo que el pueblo “anda arreando guajolotes”.  Todos los días vemos actitudes y escuchamos voces mentirosas prometiendo que harán hasta “llover maná” que satisfará infinidad de carencias. Ninguno de ellos trata con respeto al pueblo; al grado de resultar insultante tanta palabrería difundida en las redes sociales. 

Así es, unos a otros se endilgan acusaciones de corrupción, pero ninguno de ellos interpone las denuncias ante la autoridad correspondiente. Se trata de “aventar caca” a diestra y siniestra. En cualquier campaña son fuente de notas amarillas. Al final de cada campaña todos huelen a excremento o lucen tiznados; quedando, en la mayoría de los casos, olvidadas las denostaciones efectuadas.

Todos ellos “expresan deseos navideños” adelantados: habrá más becas; aumentarán las pensiones para adultos; se reducirá la edad para recibir apoyo a 60 años; el campo renacerá; tendremos mejores carreteras; no habrá inflación que afecte el poder adquisitivo; no subirá el precio de la gasolina; los servicios de agua y luz eléctrica serán más eficientes y al mismo precio; todos los burócratas ganarán más; etc., etc., etc.

Ninguno de los candidatos antepone en sus aburridos discursos que sus propuestas podrán concretarse solo en el caso de obtener mayoría en los congresos. Ahora nadie informa que se necesita la mayoría calificada para algunas reformas o designación de funcionarios; mucho menos informan que ningún partido por sí solo puede lograrla.

Algo mucho más importante: ningún partido refiere el porcentaje o número exacto de ciudadanos no militantes que fueron postulados; en otras palabras, la partidocracia y sus dirigentes son unos quistes inextirpables.  Esto es así, porque son tales sujetos quienes designan a los candidatos. A lo que se suma que los dirigentes se autoasignan en los primeros lugares de las posiciones plurinominales y practican la herencia política familiar.

Es el dinero público suculento manjar que atrae a la mayoría de candidatos. Quienes tienen más posibilidades de triunfo se soban las manos obscenamente.  El precio para obtener el poder no importa: sea bailando; cargando niños; disfrazarse de payasos, que no de autóctonos; saludar y sonreír escandalosamente; tomarse “selfis” con juan y varios; dar besos y abrazos; comer tacos y tortas en mercados o puestos callejeros; “filmarse” para spots televisivos; etc., etc., etc. (otra vez).

Gran amenaza para el pueblo son las promesas de incrementar el gasto corriente. Aumentar los salarios del obeso burocratismo atenta contra el pueblo. Los candidatos a integrar los congresos y los que pretenden ser gobernadores carecen de sensatez al prometer aumentos sin considerar que es el pueblo quien los pagará. Cada peso que se les aumenta tiene un efecto inversamente proporcional en la inversión pública destinada a brindar mejores obras y servicios. Igualmente, causa un aumento en los impuestos y el costo de servicios prestados por los gobiernos. Si algunos funcionarios no están conformes con lo que ganan, que renuncien, que le “busquen por otro lado”. Las “luchas sindicales” son contra el pueblo trabajador que no es burócrata. Cualquier trabajo merece un salario justo; sin embargo, es injustificable que el burocratismo goce de canonjías y prerrogativas inmerecidas y desmedidas. 

La ciudadanía quiere escuchar que todo funcionario ganará menos que el gobernador, que el salario neto de éste sea, cuando mucho, de $60 MPM; que impedirán el aumento de plazas y de salarios desproporcionados a sindicatos; que defenderán al pueblo de ambiciones en solicitudes de incrementos salariales. A todas luces parecen ignorar la “austeridad” necesaria para ahorrar y hacer eficiente el dinero del pueblo.

En su ambición, los candidatos olvidan defender “el sufragio efectivo, no reelección”. Es bueno proponer que ningún cargo de elección popular dure más de 6 años; que los diputados locales solo puedan reelegirse una sola vez. En el caso de los ayuntamientos, es imprescindible que el próximo periodo de gobierno municipal sea de 2 años, con la finalidad de “empatar” los procesos electorales locales en una sola fecha. Escuchar propuestas como las anteriores daría confianza al electorado de un cambio sistémico que, aunque menor, representaría un inicio. 

Por otro lado, el sector empresarial, tanto el industrial como el de servicios, solicitan debates de candidatos ante ellos, hasta proporcionan el lugar y moderadores. “Dicen” desear conocer las propuestas de “desarrollo”. Hablan de la necesidad de mejorar la infraestructura; el desarrollo inmobiliario; promoción del turismo, etc.; rubros a los que el gobierno destina muchos recursos en su “Plan Sexenal” de desarrollo. La verdad es que sería más honesto y sencillo preguntar: ¿cuánto les tocará del pastel?  Respeto y reconocimiento merecen aquellos empresarios que realizan inversiones riesgosas; creando fuentes de trabajo directos e indirectos. Esos empresarios no necesitan condicionar a los candidatos.

El sector agropecuario se queja por la sequía, fenómeno que lacera al campo; impidiendo tener buenas cosechas y ganado gordo. Este sector añade que los precios de sus productos son bajos. Tales razones esgrimen para pedir recursos públicos al gobierno y, así, subsanar sus pocas ganancias o pérdidas. Cafetaleros, ganaderos, maiceros, y todos los “eros”, efectivamente, padecen dicha sequía; lo sugerible es que cambien de actividad económica; pues, nada justifica asignarles dinero del pueblo. ¿Puede un albañil o una trabajadora doméstica pedir dinero al gobierno si pierde el trabajo o un taxista por el decremento de demanda de su servicio o un mecánico porque su taller carece de clientes o un restaurantero porque sus ventas están bajas o cualquier profesional que adolece de trabajo puede pedir dinero público y conseguirlo? ¡¡NO!! Aunque pidieran, el gobierno los mandaría a “la goma”. Cada quien tiene que rascarse con sus propias uñas. 

Reitero, defender el dinero del pueblo evitando saqueos y malversación es combatir la corrupción. Es deseable escuchar propuestas concretas de los candidatos al respecto. La demagogia ya no tiene efectos. Por último, las familias de los candidatos tienen que ser respetadas. Cualquier conocimiento de actos probablemente ilícitos debe ser denunciado ante la autoridad correspondiente; de otra manera, se atenta contra la presunción de inocencia y se exhibe al indiciado al repudio social.

irineodm@yahoo.com

Otro sí digo. – Preguntas: ¿porqué tienen que gobernar los ricos?; ¿acaso porque las elecciones son oligárquicas? 


*** Las ideas y opiniones aquí expresadas son responsabilidad exclusiva del autor y no necesariamente reflejan el punto de vista de Entorno Político.

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