Lo cabrón es que los ‘bad hombres’ de acá no son figura retórica

De acuerdo a lo informado por el secretario de Gobierno, Rogelio Franco, a partir de este día arriban los integrantes de este cuerpo policiaco, queremos suponer que de elite, a las ciudades de Córdoba y Xalapa, dos de las zonas ‘más calientes’ en el tema de la inseguridad.

En este sentido, hay dos puntos sustanciales que destacar, el primero radica en que el gobierno del estado acepta que requiere ayuda de la federación para combatir al crimen organizado, la cuestión no es cosa menor, durante la administración de Duarte siempre se negaron a pedir el arribo de la gendarmería bajo la hipótesis del ‘aquí no pasa nada’.

Derivado de este punto planteamos el segundo: se puede inferir que buena parte de los presuntos logros en materia de seguridad pública sólo fueron simulaciones, por lo tanto, habrá que empezar, tácitamente, de cero.

Lo anterior se engarza con la discusión que se ha dado respecto de que las Fuerzas Armadas deben regresar a los cuarteles, idea que es difícil refutar pero que nos lleva a una pregunta obvia, entonces ¿quiénes se encargan?

Sin en los últimos años se hizo poco o nada en lo relativo a la profesionalización de las policías ¿Qué nos garantiza que ahora si habrá voluntad y compromiso para lograrlo?

Hemos sido testigos de cómo el presupuesto para la seguridad se tergiversa sin que haya sanción: lo mismo se compran chalecos antibalas chafas que a sobreprecio, o se decide dotar de motonetas de repartidor de pizzas a los oficiales, así como de Tsurus a los patrulleros. Estos tres casos se han dado en la entidad.

Así las cosas volvemos a lo mismo: mientras no se castigue la impunidad de los servidores públicos que no cumplen con las metas establecidas en los planes de desarrollo y que, además, desvían recursos, la gendarmería sólo será un ‘mejoralito’.

El presidente Peña tiene la palabra, porque casi la totalidad del dinero malversado es federal.