Carlos Javier Mondragón, tuno decano de la Universidad Mesoamericana Campus Puebla, expone la historia y evolución de esta antigua tradición musical.

Xalapa, Ver./ El origen de las tunas femeniles se encuentra en la Edad Media y está íntimamente relacionado con los papeles que han desempeñado las mujeres a lo largo de la historia, sus deseos de superación, sus capacidades y su aporte al mundo.

Bajo esta premisa se desarrolló la conferencia titulada Origen y evolución de las tunas femeniles, impartida en la Sala Alicia Ávila de Fernández del Centro Recreativo Xalapeño, por Carlos Javier Mondragón, fundador de la Tuna Mayor de la Universidad Mesoamericana, Campus Puebla.

Expuso que, entre los siglos V y XV, la inferioridad y la sujeción de las mujeres frente a los hombres limitaron su accionar y las confinaron a las labores domésticas, impidiéndoles el acceso al arte, la cultura y la educación, ámbitos en los que pudieron participar hasta 1380, de manera aun limitada.

Ya en 1910, se derogan las leyes que restringían la enseñanza a las mujeres y se abren matrículas en España, pero el acceso era aún limitado para ellas. En el país había 21 estudiantes mujeres por 15 mil varones. Las interesadas en formar este tipo de agrupaciones tenían que hacerlo fuera de las instituciones educativas formando estudiantinas profesionales o de carnaval.

En Latinoamérica, Cuba, Brasil, Chile, México y Argentina fueron los primeros países que, durante el siglo XIX, permitieron el acceso de las mujeres a la academia. Las primeras estudiantinas femeninas fueron las de Lima (1886), Costa Rica (1887), Guatemala (1890), Chile (1889) y Jalisco (1924), entre otras.

Luego de reflexionar sobre los aspectos sociales del tema, el conferenciante se pronunció por la igualdad entre los seres humanos a través de la música, y una muestra de ello son las tunas, que promueven el encuentro y la sana convivencia.