12 de Junio de 2025
Entorno Político | Local
Sábado 31 de Mayo de 2025 | 11:11 a.m.

IA, herramienta que complementa a la inteligencia humana: Juan Martín López

Redacción

Xalapa, Ver./ Al participar en el Foro Académico “Vivir en tiempos de Inteligencia Artificial: relaciones humanas, medio ambiente y tecnologías”, en el marco de la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU), Juan Martín López Calva, investigador y docente en la Benemérita Escuela Normal Veracruzana (BENV), advirtió que entre más crece la inteligencia artificial (IA) disminuye el coeficiente intelectual (CI) humano. 

En el Auditorio “Jesús Fernández Morales” de la Unidad Académica de Humanidades de la Universidad Veracruzana (UV), impartió la conferencia “Inteligencia artificial, ética y educación”, en la que ofreció una profunda reflexión sobre los retos éticos y pedagógicos que surgen del creciente desarrollo de la IA. 

Dijo que el planteamiento de que el CI humano disminuye a medida que crece la IA, está respaldado por estudios que indican que en las últimas décadas se registró un descenso en el coeficiente intelectual promedio, vinculado al uso excesivo de la tecnología y la pérdida del proceso reflexivo en el aprendizaje. 

Si bien el desarrollo de la IA representa avances tecnológicos significativos, también genera complejos dilemas ético; por ejemplo, el principal riesgo no radica en lo que puede o no hacer, sino en lo que los humanos han dejado de hacer: pensar críticamente, reflexionar y aprender desde la experiencia, sentenció López Calva. 

Desde la perspectiva educativa, identificó múltiples desafíos: la IA puede convertirse en un recurso útil si promueve el pensamiento crítico y la autoconstrucción del conocimiento. Sin embargo, alertó sobre el peligro de depender de ella al punto de limitar la creatividad, el juicio ético y la capacidad de los estudiantes para desarrollar una inteligencia integral –sensorial, reflexiva, práctica y consciente– que, de acuerdo con él, caracteriza a lo humano. 

En términos éticos, habló sobre el concepto de hipnopedia (aprendizaje pasivo, acrítico y automatizado) como uno de los riesgos más alarmantes. Citó a Adela Cortina, quien sostiene que dicho fenómeno conduce a una mentalidad cerrada, complaciente con lo políticamente correcto, incapaz de ejercer un juicio moral autónomo. 

Derivado de tal planteamiento, López Calva propuso algunas reorientaciones éticas necesarias para el desarrollo y uso responsable de la IA: principio de beneficencia, que el progreso tecnológico beneficie al ser humano y al planeta; no maleficencia, evitar daños, especialmente a la privacidad y autonomía; justicia para que los beneficios de la IA sean equitativos y no agraven las desigualdades; autonomía, para promover el libre albedrío y la toma de decisiones informada. 

Concluyó que la IA debe ser vista como una herramienta que complemente –no sustituya– a la inteligencia humana. Insistió en la necesidad de una ética crítica e interdisciplinaria que incluya a la filosofía, la pedagogía y las humanidades, para evitar que el desarrollo tecnológico avance sin una comprensión profunda de sus implicaciones antropológicas y sociales. 

“Debemos potenciar lo que la IA puede aportar a la humanidad y revertir lo que nos puede quitar como seres humanos”, reiteró López Calva.

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