Japón/ En la pequeña ciudad japonesa de Shika, ubicada en la prefectura de Ishikawa, cientos de residentes se enfrentan a una situación desesperada tras el violento terremoto de magnitud 7.5 que sacudió el país en la víspera del Año Nuevo. El desastre ha dejado hasta el momento al menos 55 personas fallecidas, aunque se teme que la cifra aumente a medida que avanzan las labores de rescate.

El sismo, que golpeó la península de Noto en la isla principal de Honshu, ha provocado una devastación significativa en la región. La Agencia Meteorológica Japonesa (JMA) informó que se han registrado 155 réplicas, muchas de ellas con magnitudes superiores a 3, lo que ha complicado aún más la situación.

Las autoridades japonesas se encuentran en una carrera contrarreloj para rescatar a los sobrevivientes atrapados entre los escombros y evaluar el alcance total de los daños. El primer ministro Fumio Kishida declaró que se han confirmado "daños muy cuantiosos, incluidas numerosas víctimas, edificios colapsados e incendios". En una reunión de respuesta al desastre, enfatizó la urgencia de las operaciones de rescate.

Las tomas aéreas revelan la magnitud de la destrucción, con edificios humeantes, casas derrumbadas y barcos pesqueros arrastrados a la costa en la prefectura de Ishikawa. El puerto de Wajima ha sido especialmente afectado, con un incendio que consumió un edificio de siete pisos. Además, casi 45 mil hogares se encuentran sin electricidad en la zona, enfrentándose a temperaturas heladas durante la noche.

El ministro de Defensa, Minoru Kihara, anunció la movilización de mil militares hacia la región, con otros 8,500 listos para unirse a las operaciones de ayuda. La infraestructura de transporte se ha visto afectada, con cierres de autopistas y la interrupción de los trenes de alta velocidad entre Tokio y la prefectura de Ishikawa.

A pesar de la magnitud del desastre, el gobierno aseguró que no se registraron consecuencias en las centrales nucleares del país. Sin embargo, la destrucción se concentró principalmente en las casas antiguas de madera. El portavoz del gobierno, Yoshimasa Hayashi, informó de "seis casos" de personas atrapadas en edificios derrumbados en la zona de Ishikawa.

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Mientras tanto, en la ciudad de Shika, los residentes esperan en largas filas frente a la alcaldía para recibir los seis litros de agua asignados a cada persona. La red de agua potable ha quedado dañada, sumando a la difícil situación de muchos afectados. La falta de suministros también se evidencia en los supermercados cerrados y en los esfuerzos de los obreros por sellar grietas en las carreteras dañadas.

El impacto del terremoto ha dejado a los habitantes conmocionados, muchos de los cuales han perdido sus hogares y enfrentan condiciones difíciles. A pesar de la adversidad, algunos mantienen un espíritu positivo, expresando la necesidad de seguir adelante a pesar de la tragedia que ha marcado el inicio del año 2024 en Japón.