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Nueva York/ Rusia, que buscaba regresar al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (ONU) después de su expulsión en 2022 debido a su invasión de Ucrania, se encontró con una sorprendente derrota en la votación para ocupar uno de los asientos en el organismo internacional.
El país euroasiático compitió contra Albania y Bulgaria por uno de los dos asientos disponibles para la región de Europa del Este en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, con sede en Ginebra, Suiza. Sin embargo, solo obtuvo 83 votos de los 97 necesarios para asegurar su posición, mientras que Albania y Bulgaria lograron ser elegidos.
La votación se llevó a cabo en secreto, lo que impide conocer qué países apoyaron a los candidatos. China y Cuba, a pesar de las preocupaciones planteadas por organizaciones de derechos humanos, lograron asegurar asientos en el Consejo de Derechos Humanos con 154 y 146 votos, respectivamente.
Además de Rusia, Perú también se quedó fuera del Consejo de Derechos Humanos, a pesar de obtener 108 votos, más de los 97 necesarios. Sin embargo, no pudo competir con Cuba, Brasil y República Dominicana por los tres asientos disponibles para la región de América Latina y el Caribe.
La lista final de países elegidos para ocupar asientos en el Consejo de Derechos Humanos para los próximos tres años incluye a Albania, Brasil, Bulgaria, Burundi, China, Costa de Marfil, Cuba, República Dominicana, Francia, Ghana, Indonesia, Japón, Kuwait, Malaui y Países Bajos.
La organización Human Rights Watch había instado previamente a los representantes de la ONU a abstenerse de votar por China, argumentando que el país asiático no tenía competidores en su grupo y acusando a las autoridades chinas de violaciones de derechos humanos, incluyendo detenciones y acosos a críticos en el extranjero. Además, expresaron su preocupación por la entrada de Cuba al Consejo debido al gran número de presos políticos en el país.
La derrota de Rusia en la votación para regresar al Consejo de Derechos Humanos de la ONU es un acontecimiento importante en el escenario internacional y plantea preguntas sobre las implicaciones de este resultado para la relación de Rusia con la comunidad internacional y su compromiso con los derechos humanos.
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