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El Museo Nacional de Antropología de México ha sido galardonado con el Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2025, en un momento en que las relaciones diplomáticas entre España y México no están en su mejor momento, pero que puede ser un primer paso para fortalecer las relaciones políticas y sobre todo económicas ante el embate arancelario del presidente estadounidense Donald Trump.
La presidenta Claudia Sheinbaum reconoció el reconocimiento como un gesto de parte de la Corona española, al señalar que “ya dieron el primer pasito, espero que continúen en este proceso de reconocimiento pleno a los pueblos originarios, a las grandes civilizaciones del pasado, a los pueblos de hoy, y a las grandes atrocidades que se cometieron durante la llamada “Conquista española”.
Los Premios Princesa de Asturias son un prestigioso reconocimiento que tienen como objetivo reconocer la labor científica, cultural, social y humanitaria llevada a cabo por personas, instituciones o grupos en el ámbito internacional.
“Concebido como espacio de reflexión sobre la herencia indígena de la nación mexicana, el Museo Nacional de Antropología está considerado un referente global en el estudio de la humanidad debido a su compromiso con la divulgación, la investigación y la preservación del patrimonio cultural”, señaló la nota de prensa difundida por la Fundación que otorga el premio.
Sin embargo, el gesto del gobierno español va más allá de un reconocimiento a una institución cultural, en este caso el museo, ya que como se recordará las relaciones diplomáticas entre los gobiernos de México y España han sido distantes y frías desde que en 2019 el presidente Andrés Manuel López Obrador envió una carta exigiendo al rey Felipe VI que pidiera perdón por los excesos cometidos por los españoles durante la conquista.
El monarca se negó a hacerlo y esto generó un intercambio de críticas entre funcionarios de ambos países, al grado que la relación con España se enfrió a tal grado que Felipe VI no fue invitado a la toma de posesión de la presidenta Sheinbaum.
En este contexto, el premio al Museo Nacional de Antropología ha sido percibido por el gobierno mexicano como un gesto de la Corona española que reconoce la importancia de las civilizaciones prehispánicas y su legado en la identidad nacional de México. La presidenta Sheinbaum no ha sido muy efusiva al expresar su esperanza de que este reconocimiento sea el inicio de un proceso más amplio de reconciliación y entendimiento mutuo.
El reconocimiento de la Corona española al Museo Nacional de Antropología de México también permite reflexionar sobre el papel que desempeñan los museos y las zonas arqueológicas en la construcción del discurso político y cultural del Estado-nación mexicano. En su obra Culturas híbridas (1990), el antropólogo Néstor García Canclini examina cómo los museos no sólo conservan objetos sino que organizan el sentido de la historia y del presente. En el caso del Museo de Antropología, ese sentido está profusamente imbricado con el proyecto político posrevolucionario del siglo XX.
En su libro, García Canclini relata una anécdota del arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, quien dirigió la construcción del Museo Nacional de Antropología, inaugurado en 1964, sobre el mandato fundador del Museo:
“Torres Bodet (el secretario de Educación) me llevó a una entrevista con el licenciado López Mateos y le dijo: “Señor Presidente, ¿qué indicaciones le da usted al arquitecto sobre lo que debe lograr ese museo?” La respuesta fue: “que al salir del museo, el mexicano se sienta orgulloso de ser mexicano” […] Ya cuando íbamos de salida, el Presidente dijo: “Ah, quiero además que sea tan atractivo que la gente comente ¿ya fuiste al museo?, igual que como dice ¿ya fuiste al teatro?, ¿ya fuiste al cine?”.
Para García Canclini, el Museo Nacional de Antropología escenifica el patrimonio mexicano. Sin descuidar la veneración estética, recurre a la monumentalización y la ritualización nacionalista de la cultura. Exalta el pasado indígena como fundamento de la identidad nacional.
Sin embargo, en su texto destaca que las visitas guiadas en la parte alta del museo dan información actual sobre la etnografía de los pueblos indígenas, pero la mayoría del público queda sin saber qué significa desde hace décadas para las culturas tradicionales la crisis de la producción agraria, de sus técnicas y relaciones sociales, las nuevas condiciones que impone a las artesanías su inserción en los mercados urbanos, o a las fiestas y ferias antiguas interactuar con el turismo.
Mientras millones de visitantes acuden cada año al Museo Nacional de Antropología para maravillarse con las grandes civilizaciones indígenas del pasado –como los mayas, mexicas, zapotecos u olmecas–, los descendientes vivos de esos pueblos enfrentan pobreza, exclusión y despojo. Esta paradoja se repite en muchas partes del mundo, pero tiene una resonancia especial en México y en América Latina donde los museos nacionales construyen un relato de grandeza histórica que contrasta con las condiciones actuales de miseria y marginación que padecen la mayoría de las comunidades indígenas.
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