07 de Mayo de 2025
Entorno Político | OPINIÓN
Martes 06 de Mayo de 2025 | 8:15 p.m.
Ricardo del Muro
Ricardo del Muro
Austral
El optimismo de Hacienda revive la nostalgia por los años del “milagro mexicano”

En marco del Plan México, el secretario de Hacienda, Edgar Amador, presentó una estrategia para potenciar el crecimiento económico en 0.7 puntos porcentuales y generar 700 mil empleos, mediante el aumento de compras gubernamentales y la sutitución de importaciones. Un plan optimista, semejante al modelo implementado durante las décadas de 1940 y 1970, que algunos nostálgicos recuerda como el “milagro mexicano”.

De acuerdo a lo planteado por el titular de Hacienda, en la conferencia matutina presidencial del lunes, la meta principal es aumentar el contenido nacional en la producción y reducir la dependencia de importaciones.

En pocas palabras, según explicó Amador, el Producto Interno Bruto (PIB) se compone del consumo, la inversión, el gasto gubernamental y las exportaciones netas (restando las importaciones), por lo que sustituir importaciones y aumentar las compras nacionales tendría un efecto directo en el crecimiento.

De acuerdo con estimaciones preliminares, si se logra incrementar en 10% las compras gubernamentales (que equivalente al 11% del PIB), sustituir en 10% las importaciones manufactureras (que representan alrededor del 20% del PIB), y se estimula la demanda interna a través de programas sociales (que hoy equivalen al 2.3% del PIB), el crecimiento económico podría aumentar en 0.7 puntos porcentuales al año. Esto llevaría a una tasa anual de crecimiento de 2.7%, generando hasta 700 mil empleos adicionales.

Uno de los sectores más beneficiados, según el titular de Hacienda, sería el automotriz, que se consolidaría como motor de crecimiento e integración regional. “Podemos aumentar de manera significativa los efectos de arrastre hacia el resto de los sectores y generar un impacto muy positivo en la economía regional”, afirmó Amador.  

Esta iniciativa recuerda el modelo de industrialización por sustitución de importaciones que se aplicó en México durante las décadas de 1940 a 1970, años en que el crecimiento del PIB fue de 6.5% a 7% anual, cifras que no han vuelto a repetirse, por lo que esa época se recuerda como “el milagro mexicano”. 

Ambos modelos buscan reducir la dependencia de productos extranjeros promoviendo la manufactura local. Plan México pretende sustituir importaciones especialmente de Asia y China, por producción mexicana, relanzando la estrategia “Hecho en México” para agregar valor a la producción nacional.

Tanto en el pasado como en la actualidad, el Estado juega un papel activo en la economía. En los años 60, el gobierno promovió la expansión industrial a través de políticas proteccionistas. Hoy, el Plan México incluye medidas como incentivos fiscales y financiamiento para fomentar la inversión en innovación. 

Ambas estrategias identifican sectores clave para el desarrollo económico. El Plan México se enfoca en industrias como la automotriz, tecnologías de la información, turismo y energía, mientras que el modelo de sustitución de importaciones promovió la expansión de la industria en general.

El momento histórico, obviamente es distinto. El modelo de la industrialización por sustitución de importaciones surgió en un contexto de posguerra, buscando la autosuficiencia económica. En contraste, el Plan México responde a un entorno de creciente proteccionismo económico, especialmente por parte de Estados Unidos y busca posicionar a México entre las diez economías más grandes del mundo. 

Más todavía: aquel plan surgió en la época de reconstrucción de posguerra y este aparece en un momento coyuntural de emergencia ante el súbito incremento de las tarifas arancelarias en el mercado de Estados Unidos.  

El modelo de sustitución de importaciones comenzó a agotarse a finales de los años 70 y colapsó definitivamente en la década de 1980. Este agotamiento se debió a una combinación de factores: La industria protegida por años dejó de ser competitiva; las empresas no innovaban ni mejoraban su eficiencia al no enfrentar competencia externa. 

Aunque se producían bienes finales, muchos insumos, maquinaria y tecnología eran importados. Esto generaba un déficit en la balanza comercial y aumentaba la dependencia externa. 

Durante los años 70, el Estado expandió su gasto para sostener el modelo. El financiamiento externo creció aceleradamente, especialmente durante el auge petrolero, lo que generó sobreendeudamiento. La deuda externa aumentó en 1970 a 4 mil 200 millones de dólares, pero con la crisis de 1982 superó los 80 mil millones de dólares.

*** Las ideas y opiniones aquí expresadas son responsabilidad exclusiva del autor y no necesariamente reflejan el punto de vista de Entorno Político.

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