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En Veracruz, hemos tenido de todo. Por lo que hace a sus gobernantes ni se diga. Una vez escribió el controvertido periodista Roberto Blanco Moheno (cuya postulación como candidato a diputado molestó mucho a Don Jesús Reyes Heroles), que si los pilotos se calificaban por sus horas de vuelo, don Rafael Murillo Vidal, se calificaría por sus horas de sueño. De algunos hemos pagado su vida principesca con cargo al erario público, no sólo de ellos, hasta de su servidumbre. Calígula ha sido su oráculo. Trajeron a sus secuaces con una mano atrás y otra adelante, pero salieron con una inexplicable fortuna. No pocos corrieron a tratar de ponerse la camiseta de la nueva mayoría. De todo, vamos, Entre ese todo tuvimos algunos con visión de Estado. Eso ni duda cabe. Uno de ellos es Fidel Herrera Beltrán.
Fidel, con un estilo de hacer política que a algunos gustaba y a otros no. Eso hay que admitirlo. Varias veces hice públicas mis diferencias con él, antes y durante su período como gobernador. Cuando mis amigos Luís Orellan y Carlos Silva, organizaron un encuentro de las juventudes partidistas latinoamericanas, convocadas por el MNJR, después de enviar a los pepinos, los troskistas a refutar una resolución que hablaba de imperialismo soviético y fracasaron, subo a la tribuna y les descomponga su arreglo, a tal grado que el presídium que encabezaba Fidel, sufrió para conciliar la redacción final. Su enojo fue muy grande, pero pasó. No hace mucho Ranulfo Márquez, recordaba ese pasaje.
Siendo gobernador: conservo unos recortes cuando me quiso sujetar desde que filtraron que iba a la Fundación Colosio. Públicamente rechacé llegar condicionado. Rechacé apoyar a su amigo Enrique Jackson para el CEN del PRI. Le tiré una plataforma que me enviaron para que avalara. Expresé públicamente que Javiera Duarte fuera el sucesor. Logré que Carvallo continuara al frente del CDE y lo dirigiera durante la campaña de Duarte. Promoví y removí dirigentes de la Fundación Colosio con la oposición de presidentes municipales y funcionarios. Cuando cumplió cuatro años de gobierno declaré en conferencia de prensa que social y económicamente había hecho una gran obra, pero no políticamente. A mí Fidel nunca me dijo pégale a fulano. Al contrario me pedía que dejara en paz al órgano electoral u otra entidad.
Fidel, fue ejemplo de tolerancia. En una ocasión el mismo Ranulfo me dijo que yo ponía a prueba la tolerancia del gobernador.
En verdad que da gusto que una autoridad entienda que la política no tiene como propósito sofocar diferencias sino encauzarlas.
Es una vergüenza que Morena , le de un trato de enemigo a Manuel Huerta, por externar puntos diferentes, en primer lugar porque si se eso hacen con uno de los suyos que no harán con un extraño y, en segundo lugar, porque hasta cuando entenderán que del encuentro de diferentes puntos de vista nace la luz.
La política como lucha por el poder político ya la describió Maquiavélico tal cual es. Es competencia sin cuartel, por eso no tiene nada de extrañó que quienes se sintieron rebasados por el oriundo de Nopaltepec, se hayan válido de las peores infamias para sacarlo de la competencia. Fidel, fue la encarnación de la sentencia de Weber, que dice que el político nace, no se hace. Las cualidades se pulen, pero la sensibilidad, el pulso político, el olfato político, la capacidad de negociación, la capacidad de concertación, la disponibilidad para escuchar al contrario e incorporar lo que enriquezca, la capacidad de síntesis, la disposición para que prevalezca lo común ante lo particular... no se aprenden en ninguna universidad, son cualidades que se traen o no se traen. Esas cualidades hicieron que sus competidores se valieran de todo por descarrilarlo.
No es nada nuevo que hubiera quien lo quisiera ligar con las peores cosas, con tal de demeritar su carrera política. En el momento que me mostraron una nota que lo vinculada con los Zetas, sólo pedí que se informaran, primero de dónde salió ese grupo y cuando, así como el contesto. Ese fue una sección de élite dentro del Ejército Mexicano que desertó para unirse a los narcos. Desertó años antes que Fidel llegará a ser gobernador. Su persecución estuvo a cargo de las fuerzas federales. Perversamente se oculta que Fidel fue gobernador durante los mandatos de Fox y Calderón, cualquier asociación que le hubieran detectado con el crimen organizado, hubiera ido a la cárcel. En todo caso fue a sus detractores a los que se les fugó dos veces El Chapo.
La molestia de sus viejos amigos fue que ayudaba a sus enemigos. Carlos Brito y Marcelo Montiel, durante el sexenio de Miguel Alemán Valdés, le ofendieron y sin embargo, Fidel, los apoyó.
Durante su gobierno Fidel, no persiguió a nadie. Como el solía decir: tengo la piel de cocodrilo, resistía mucho.
Su relación con la Iglesia Católica y con los protestantes fue muy cordial.
Nunca le pasó imponerle un amigo a la Universidad Veracruzana. Raúl Arias Lobillo llegó a la Rectoría por sus méritos académicos. Hubo secretarios que los conocía recientemente.
Cómo bien dice mi amigo Agustín Basilio de la Vega, tener visiones distintas no fue obstáculo para trabajar por el bien común.
Tengo en mis manos los cuadros de obras de los últimos sexenios y cualquiera que deseé cotejarlos, podrá observar que Fidel, rebasa con mucho a cualquiera. Sin contar los libramientos del puerto de Veracruz y el de la ciudad de Cardel, que ni siquiera fue capaz de concluir Javier.
El arribo de Fidel, no significó sólo la eliminación de las vallas físicas de Palacio de Gobierno, significó que por primera vez la gente humilde sintió que no estaba sola, que si tenía un problema podía acudir a su gobernador para solicitarle empleo, becas, medicinas... En Telever se estableció un enlace para dotar desde una silla de ruedas hasta apoyos para cirugías. Varías familias de la sierra y colonias de nuestros municipios, al terminar su mandato, escuché con tristeza decir; hoy nos sentimos huérfanos.
Ayer comentaba con algunos de los que asistimos a Gayosso Lomas: hay muchos ingratos, pero la gente de las colonias, los barrios, lo quiere y lo llevará siempre en su corazón.
Coincidimos en el diagnóstico. Es hora de entregar el PRI a los jóvenes. No coincidí en que se entregara el partido a jóvenes de probeta. Mi propuesta era que se entregara a jóvenes del campo, de los talleres, de las colonias, de las universidades, no a juniors. Fidel, creyó en los jóvenes. Lamentablemente muchos de esos jóvenes únicamente creyeron en la nómina.
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