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No se trataba de ser ave de mal agüero. Pero el inicio formal de las campañas municipales en Veracruz confirmó de lejos lo que se había advertido con base en la simple evidencia: los criminales tomaron parte activa de este proceso electoral.
El asesinato de Germán Anuar Valencia puso el dedo profundamente en la llaga. En primer lugar, porque fue en el día 1 de las campañas, a pocas horas de dar inicio el plazo legal para hacer proselitismo. En segundo, porque era candidato de Morena a la presidencia municipal de Coxquihui, un municipio enclavado en la región del Totonacapan, en el norte de Veracruz, con lo que el discurso de la gobernadora Rocío Nahle minimizando la violencia y atribuyéndola a supuestas victimizaciones de la oposición, quedó hecho añicos.
Pero lo más grave quizás sea la evidencia sangrienta de cómo pretende el crimen organizado intervenir en el curso que tome el proceso electoral, y la colusión de los políticos y los partidos con estos grupos que se disputan el poder de la única manera que conocen y que no es la democracia.
Habían pasado solo unas horas de la ejecución del morenista Germán Anuar Valencia, a quien incluso habrían perseguido hasta su casa para ahí ultimarlo –o sea, iban expresamente por él-, cuando la misma Fiscalía General del Estado (FGE) –no un candidato rival, no un partido de oposición, sino un organismo estatal que ha servido como “brazo ejecutor” del gobierno veracruzano- emitió un comunicado afirmando que la víctima, “identificada con las iniciales G.A.V.D., presuntamente está vinculada a los homicidios registrados la semana pasada, en los que fallecieron un hombre y una mujer en los municipios de Coxquihui y Espinal”.
Los homicidios a los que se refiere vagamente la FGE son los de un taxista que transportaba a una joven de 19 años, hija del extesorero del Ayuntamiento de Coxquihui durante el gobierno de Reveriano Pérez Vega, un siniestro personaje que es conocido en aquella región como presunto líder de un grupo delincuencial conocido como “Los Pelones”, asociado con homicidios, robo de vehículos y muchos otros delitos en toda esa región.
De no haber sido detenido el pasado 23 de enero en Xalapa por su presunta responsabilidad en un homicidio cometido en el estado de Puebla, muy probablemente Reveriano Pérez sería hoy el candidato de Morena a la presidencia municipal de Coxquihui, con amplias posibilidades de gobernarlo por tercera ocasión. Pero en su lugar, fue postulado Germán Anuar Valencia.
La reacción inmediata de la FGE, un “clásico de manual” -dirían algunos textoservidores del régimen- para cargar en la víctima la responsabilidad de su destino, se le revirtió de una manera tragicómica, pues lo que estaba quedando evidenciado entonces es que Morena postuló como candidato a alcalde a un presunto homicida, dejando muy mal parado al partido en el poder. ¿Cuántos más de sus candidatos serían también criminales, asesinos?
Fue por eso que la misma Rocío Nahle salió a descalificar a “su” Fiscalía, asegurando que le había preguntado “si esta persona (Germán Anuar Valencia) había sido citada, tenía una denuncia o una orden de aprehensión. Ni tenía denuncia, ni orden de aprehensión, ni nada. En hechos del 24 de abril algunas personas lo habían señalado, sin pruebas, como supuesto responsable de algo, pero no había nada formal”, se apresuró a señalar.
Se trató claramente de un control de daños para atenuar el hecho de que en Morena –y en otros partidos también- hay aspirantes a presidentes municipales con nexos o que de plano son ellos mismos los delincuentes. ¿Habría dicho lo mismo la gobernadora si en lugar de ser candidato de Morena, el ajusticiado hubiese sido abanderado de la oposición?
Lo que ha trascendido es que Germán Anuar Valencia sí tenía nexos con “Los Pelones” y habría sido una especie de subalterno de Fernando Pérez Vega, hermano de Reveriano y quien fue acribillado a balazos el 22 de enero de 2023, después de un acto político del partido Fuerza por México, del que había sido candidato a alcalde de Coxquihui y cuyo dirigente era el hoy subsecretario de Desarrollo Económico del gobierno de Rocío Nahle, Eduardo Vega Yunes. Por cierto, sobrino del exgobernador Miguel Ángel Yunes Linares.
La delincuencia está metida hasta el fondo en el proceso electoral en Veracruz. ¿Cuántos candidatos criminales más habrá en campaña?
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