Aún se escuchan los ecos de aquellas voces, que se quedaron plasmadas en  las montañas a través de los tiempos. Ahí entre los matorrales, en la unión de unos pequeños poblados de lenguas totonacas que se formaron en los alrededores del cerro de las mazorcas tiernas. Es el municipio de Jilotepec quien encierra una infinidad de secretos, magia y misticismo, invitándonos a todos a reencontrarnos desde la interculturalidad con nuestro origen, nuestra identidad, nuestras raíces.

En el municipio de Jilotepec, podemos encontrar una congregación con demasiada historia como es la Concepción y junto a ella se localiza San Isidro. Es precisamente San Isidro un lugar rodeado por lomas, calles con desniveles y con habitantes muy cordiales, que tienen un arraigo fundamental en sus costumbres y tradiciones.

En San Isidro, cada año se festeja al santo patrono del pueblo. Algún pequeño o pequeña tiene que apadrinar al señor de los campesinos. Las tradicionales mañanitas no pueden faltar desde muy de madrugada, así como los cuetes que envían la señal, que se avecina una gran fiesta. En las casas empiezan con los preparativos para recibir a sus familiares, invitados e invitados de los invitados. Se prepara suficiente comida para dar de comer a las personas que los visiten ese día, sobre todo después de la misa ofrecida a San Isidro.

Después de la misa, recorren por distintas calles con unos bueyes con sus yuntas, que van arreglados con coloridas flores, mientras cuatro personas al frente llevan cargando al santo patrono del pueblo. Entre cantos religiosos y con un sentido de pertenencia, así como la revaloración de lo que se produce por esas tierras, como son el café, pipián, plátanos, caña, naranja, etc…, entre otras. Los trabajadores del camp, mujeres, niños, adultos mayores y personas van en la procesión. Algunos graban con sus celulares, toman fotos; en cuanto otros aprenden y guardan entre ellos para no perder esta hermosa tradición. Entre xocos, mole, chiles rellenos, tamales y diferentes variedades de comida reciban en las casas a la gente.

En otras ocasiones, cuando hay un apadrinamiento por primera comunión. Se acostumbra que los padrinos vayan a entregar  a los ahijados o ahijadas con sus papás; por lo que, se comprometen a velar por ellos, a ser como sus segundos padres. Se realiza una breve ceremonia en el interior del hogar, para que posteriormente continúe la fiesta con música y la deliciosa comida. 

También cuando fallece una persona querida por la mayoría del pueblo, casi todos le acompañan en un peregrinar desde San Isidro, pasando por la Concha, hasta llegar al panteón antiguo de este último pueblo. Es probable que le vayan cantando, rezando y previo a que le sepulten, tomen un descanso. Alguien dirija unas palabras de agradecimiento, de despedida al difunto y para invitarles a los rezos. Al regresar la gente del panteón, van a comer a la casa de la persona que falleció y son atendimos de una manera muy cordial. 

Desde este espacio felicitamos a las niñas María Belén y Ana Paola, que hace unos días cumplieron con el sacramento de la comunión. Son un orgullo para sus padres, padrinos y familiares.

Paxkatkatsini (Gracias).

venandiz@hotmail.com

Twitter @tepetototl