29 de Marzo de 2024
Entorno Político | OPINIÓN
Martes 12 de Diciembre de 2017 | 4:42 p.m.
Jorge Francisco Cabral Bravo
Jorge Francisco Cabral Bravo
Políticos o líderes

Con solidaridad y respeto a Miguel Ángel Yunes Linares, Héctor Yunes Landa, José Francisco Yunes Zorrilla

Parafraseando a Brecht, pobres de los países que necesitan líderes. Entre elogios y vituperios, entre incienso y ofensas, el hambre de popularidad extiende un velo sobre esas tercas realidades que terminan imponiéndose. Le demasiada pasión obnubila.

Para muchos, el llamado “destape” es el regreso a las cavernas, me lanza. Sin embargo, respondo, les funcionó: no se dividieron y lo arroparon en conjunto con afán de victoria. Mientras tanto, otras casas se desgarran. Los procesos abiertos en nuestra cultura política, son todavía difíciles, el PRI los sufrió con derrotas. Es una triste realidad. Para Meade la hazaña de convertirse en el próximo mandatario le corresponderá a él, como abanderado del PRI, a su equipo de campaña, a la estructura del partido y finalmente, a los electores. No está fácil. Meade es capaz y con mucha experiencia admite, pero, ¿podrá atraer el voto popular, el de las masas? Perfila lo que entiende por líder, alguien muy popular que se maneja bien en mítines.

¿Elimina la candidatura de José Antonio Meade Kuribreña el riesgo de que la oposición capitalice en su campaña los problemas de la marca PRI?

Es demasiado temprano para saberlo. Porque la competencia que viene no puede adelantarse ni sustituirse con percepciones generadas a golpe de publicidad y propaganda. Si bien el PRI está en la zona de competencia en una elección cuya fotografía al día de hoy revela una contienda a tercios, Meade tiene en primera instancia dos obstáculos mayúsculos que superar. El primero es la marca de su partido. No hay ninguno que tenga más negativos. El segundo obstáculo es el de deslindarse de un gobierno cuya popularidad anda por los suelos y que está muy mal evaluado; la inseguridad y la corrupción junto con la impunidad. Pobre Meade; declaró que se siente tranquilo, pues no tiene cadáveres en el closet. Pero habrá adquirido oficialmente miles de ellos, como dice la Biblia, “por añadidura”. El Revolucionario Institucional no puede, en términos freudianos, “matar al padre” como sí lo hicieron, Luis Echeverría, José López Portillo, Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari.

Quizá Meade no sea el rockstar del PRI, pero es un profesional adecuado. Lo digo.

Hoy las finanzas públicas están en orden, pero hay varias áreas que demandan de una mente económica ordenada y clara.

El TLCAN podría naufragar, en cuyo caso nuestro actual confort comercial se sacudiría. Hay opciones, debemos construirlas. Arrastrar el lápiz es parte del oficio de Meade.

Le cuento una anécdota. Todos sabemos por qué y cómo llegó Ernesto Zedillo a la Presidencia. El catalogado de frio burócrata que competía contra el muy atractivo Fernández de Ceballos y Cuauhtémoc Cárdenas ganó la elección en pocas semanas con casi 49% de los votos. Pero ahí no termina la historia, Paulina, el terrible huracán que ahogó Acapulco en horas, develó a un Zedillo con un sentido popular muy natural y arraigado, incluso cálido.

Zedillo terminó su gestión con un 72% de aprobación y el PRI perdió la elección.

La aprobación dice poco. Si Meade saca adelante pensiones, sistema universal de salud, comercio, crecimiento y fortalecimiento de los aparatos de seguridad, puede ser un gran Presidente. Algo está claro al futuro mandatario le deben cuadrar los números, con todo y ceros.

Como lo he comentado aquí en varias ocasiones las barbaridades y promesas imposibles de cumplir pronunciadas por la clase política mexicana, muestran que no logran coordinar la neurona con las cuerdas vocales. Soy de quienes piensan que las características de nuestro país obligan a los personajes públicos, políticos o empresarios, a ciertas normas mínimas en materia de declaraciones acerca de éste o aquel tema y en general, a la forma de expresar públicamente ideas u opiniones. México es, números más números.

El proceso electoral que llevará a millones de mexicanos a emitir su voto el 01/07/2018 en favor de candidatos a puestos de elección popular (Presidencia de la República, diputaciones y senadurías, gubernaturas, diputaciones locales y alcaldías), es objeto de un seguimiento cuidadoso por parte de organizaciones internacionales, organismos multilaterales, centros de investigación, especialistas en inteligencia y por supuesto, por los gobiernos de nuestros principales socios comerciales, específicamente las áreas de inteligencia. En pocas palabras, lo que hoy hacemos, lo bueno y lo malo como lo peor en materia electoral, tanto los partidos y sus precandidatos como los ciudadanos y el INE  y el TEPJDF,  es seguido de manera sistemática y permanente por quienes ni nos imaginamos. En consecuencia, a los que participan de manera activa en el proceso electoral en curso, soy de la idea, les convendría cuidar sus declaraciones, tanto por lo que dicen como por cómo las dicen.

La objetividad y la precisión en lo que dicen serían bien aceptada por los ciudadanos; al mismo tiempo, lo dicho sería bien entendido por quienes, desde el exterior, siguen el proceso electoral en curso. Aclaro: En modo alguno pienso siquiera, que no pocos personajes folclóricos, por llamarlos de alguna manera, enmudezcan para que no digan tantas tonterías. Lo que sí pediría, encarecidamente, es que antes de hablar pensarán bien lo que van a decir de éste o aquel tema.

Por ahora lo único rescatable de la democracia electoral parece ser la “incertidumbre” en el resultado. La democracia mexicana aprendió a conjugar un solo verbo; “simular”.

José Antonio Meade Kuribreña puede ser un gran Presidente si enfrenta los retos con seriedad y ética. Cuenta además, con un arma poderosísima que en la política permite nadar en el lodo: el ejemplo. Eso sí.

Albricias, hace un par de semanas nos enteramos de una grata noticia, que la Cámara Baja aprobó la Ley de Seguridad Interior que plantea el anhelo de nuestras Fuerzas Armadas, normar sus actividades en funciones que le son ajenas como es la seguridad pública. Este instrumento dará cauce para que la labor de las Fuerzas Armadas en la calles esté fundada en  una ley, que, después de varios años de debates y jaloneos en el Congreso, finalmente fue aprobada.

El instrumento en cuestión ha sido criticado por algunos despistados, quienes por razones de politiquería afirmaron que esta ley militarizaría el país, lo cual es todo lo contrario, puesto que otorga al Ejercito normas legales como el mejor regalo o aguinaldo navideño que se podría proporcionar a esa noble institución, lo que siempre pidió, un marco jurídico adecuado para poder cumplir con sus altas misiones de seguridad exterior e interior del Estado mexicano en su conjunto, sin demérito de cooperar con fuerzas de seguridad pública que redunde en el fortalecimiento de la paz y la seguridad interior del país, cumpliendo tareas que no pidió y que simplemente obedece y acata fielmente, órdenes recibidas de su Comandante supremo.

Nuestro Ejército desde su origen ha trabajado intensamente, siempre bajo presiones que tratan de desprestigiarlo, cuando es bien sabido que es la institución más confiable, garante de la seguridad nacional, que trabaja contra viento y marea soportando insultos perversos y algunas groserías de emisarios del pasado y del presente que tratan de manchar su imagen ganada a lo largo de la historia, por la cual digamos, a las fuerzas castrenses: Gracias, muchas gracias por velar en todo momento siendo guardián y centinela de nuestra seguridad.

*** Las ideas y opiniones aquí expresadas son responsabilidad exclusiva del autor y no necesariamente reflejan el punto de vista de Entorno Político.

OPINIÓN

PRINCIPALES

MUNICIPIOS

® 2013 ENTORNO POLÍTICO

Utilizamos cookies para asegurar que damos la mejor experiencia al usuario en nuestra web. Si sigues utilizando este sitio asumiremos que estás de acuerdo. Puede leer más sobre el uso de cookies en nuestra política de privacidad.