29 de Marzo de 2024
Entorno Político | OPINIÓN
Martes 12 de Diciembre de 2017 | 10:54 a.m.
Ricardo Vázquez Salazar
Ricardo Vázquez Salazar
Esfera política
Se van, satisfechos del “deber cumplido”

Uno de los grandes negocios en el cuatrienio que agoniza fue el de agua “potable” en los municipios de Veracruz y Medellín. La Secretaría de la Función Pública, SFP, acaba de  inhabilitar por los próximos cuatro años a la empresa Odebrecht para realizar contratos en las entidades federativas. Los de Grupo MAS y quienes tienen intereses en la oscura transacción del deficiente servicio de agua y saneamiento jarocho, con todos los perjuicios para la población, pueden estar tranquilos, la sanción no tiene efecto retroactivo.

Les restan 19 días. Ya no hay tiempo para nada, aunque nunca lo tuvieron para la población más que para aparecer en la foto. Los alcaldes están cerrando cajones y bajando cortinas. No pocos son los que siguen amarrando negocios en la penumbra; arrasando con todo lo que tienen a la vista, recursos económicos ya no, fue lo primero, lo que queda es el saqueo de mobiliario y equipo, hasta predios e inmuebles varios. Intentan tapar huecos -no baches-, boquetes financieros maquillados por expertos en hacer el trabajo sucio: que no quede huella.

Concluyen cuatro años de gobierno municipal, mil 460 días de disfrutar de los almíbares del poder. Ediles dóciles al “Dejar hacer, dejar pasar”. El “Laissez faire, laissez passer” duarteano-fideliano, el desorden regido por un orden natural –de los malosos-, el Estado no debe intervenir. Negarlo todo, o cuando menos desvirtuarlo.

Ponerse en modo “Dejar crecer las tribulaciones”. Pose siniestra que hoycoloca al descubierto cientos de cadáveres en fosas clandestinas, cuando el supuesto botín codiciado por la delincuencia organizada era de frutsis y pingüinos, estrofa coreada por los alcaldes.              

Absurdo a más no poder, cómo si no tuvieran ninguna responsabilidad, muy a pesar de todo lo escalofriante que ha venido ocurriendo, hay alcaldes que se la pasaron recibiendo reconocimientos, al mismo tiempo que el Ejecutivo estatal recibe los reclamos y porrazos políticos.

No se puede decir que se trató de premios inexplicables para los ediles, la explicación es del dominio público. Galardones hubo de todo, hasta llegar a lo patético: haber recibido uno por calificar a Orizaba como el municipio más seguro de México, mientras los ciudadanos sufrían  secuestros, desapariciones, ejecuciones.

Nunca protestaron durante los primeros tres años de administración municipal, la sumisión ante todo, no tenían que quejarse por la falta de recursos, la ausencia de obra pública en ese tiempo lo confirma.

Qué más quisiéramos los veracruzanos que los ayuntamientos próximos a finalizar se hubieran preocupado y ocupado de construir grandes vialidades, como se merece la población.

Ante la gravedad de lo sucedido por el abandono del sector salud, en algunos municipios los alcaldes se hicieron los desentendidos del sufrimiento de la gente, entre estos el de Tuxpan. Los enfermos deambulaban por las calles para trasladarse por su propio pie a una clínica particular, con mucho esfuerzo, con el suero en la vena y sostenido por un familiar, porque en el Hospital Civil no había equipo médico para practicarles un estudio de lo más sencillo, una placa de rayos X, así sucedió en Xalapa, Coatzacoalcos, Poza Rica, en cualquier localidad.          

Cuales vástagos de la fiera de Colotlán, Victoriano Huerta, en Veracruz en los dos últimos procesos electorales no faltaron los traicioneros. Los casos volvieron a ser más evidentes en el más reciente. Apoyaron a candidatos con camiseta distinta, como única alternativa de triunfo, y los hicieron ganar.   

Cabe y bien se pudiera hacer una analogía a infinidad de “servidores públicos”, de lo que le dijo el entonces presidente Juárez a Huerta:

“De los indios que se educan como usted, la patria espera mucho”.

No obstante su origen y la recomendación de Juárez, Huerta fue represor de indígenas, lo mismo atacó a un grupo de Yaquis en Sonora, que a uno de indígenas mayas en Yucatán, episodios sangrientos que dejó como saldo cientos de muertos.

Alcaldes veracruzanos, también en otras entidades, emulando a Huerta han demostrado odio a los indígenas. Las direcciones de Comercio de los ayuntamientos han asumido el papel de represores de aborígenes que se ganan la vida honestamente vendiendo artesanías, ropa bordada, con el pretexto de que “afean la ciudad”. Igual sucede con los que venden fruta picada, cacahuates, golosinas; en el “cumplimiento del deber” les arrebatan la mercancía, piden refuerzos para que los suban a una patrulla, por el “gran peligro” que representan.        

Para el 2018 varias comunas casi completas serán llamadas a cuentas por la justicia federal, sin derecho a fianza, como ya ocurrió en el presente año en otros estados, por no haber acatado los dictámenes de laudos que favorecieron a empleados municipales despedidos.  

¡Ahí te encargo! Dirán a los ediles entrantes, a quienes embarcarán en el desacato y sus consecuencias.

Los alcaldes se van, “con la frente en alto”, “con la conciencia tranquila”. Satisfechos del “deber cumplido”.

rvazquez002@yahoo.com.mx

*** Las ideas y opiniones aquí expresadas son responsabilidad exclusiva del autor y no necesariamente reflejan el punto de vista de Entorno Político.

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