Así es, dale y dale con el mismo tema. La razón es que cuesta trabajo apartarnos de la tragedia que vivieron y están viviendo miles de familias en Oaxaca, Chiapas, Morelos, Puebla y CDMX, las entidades más golpeadas por los terremotos 7-S- y 19-S; de todo la problemática que enfrentan en estos momentos y en un futuro cercano. Es el tema de un fenómeno natural  generador de un escenario doloroso el de los damnificados, que se puede tornar todavía más complicado para ellos principalmente, pero también para todos los mexicanos, en caso de que prevalezca la indiferencia y la insensibilidad en determinadas áreas.  

Una desgracia en la que han aflorado actitudes encontradas: solidaridad y “agandalle”, ayuda humanitaria y lucro, labores de auxilio y simulación, reconocimiento e ingratitud. Como en la viña del Señor: ha surgido de todo, por fortuna, ha vuelto a aparecer con mucho más fuerza la hermandad entre los mexicanos, y la ayuda de otros países.  

¿Quién dijo que sí se puede? Fue lo absurdo que se llegó a escuchar de quienes se mofaban de la idea de que los partidos políticos dispusieran recursos asignados para las campañas electorales de 2018, para canalizarlos a las necesidades de reconstrucción. Argumentaban que no dependía del INE, que la Constitución lo impide, que las arañas pintas, etcétera,    

“Finalmente, ¡No es su dinero! Es de todos los mexicanos”, es el reclamo generalizado de la población, con toda razón, porque no nos están reglando nada al aceptar que los recursos que se les habían asignado ahora se destinen a la reparación de daños por los sismos. 

Es sumamente riesgoso para los partidos políticos que no acepten ceder el 100 por ciento de sus recursos. Dante Delgado, dueño de Movimiento Ciudadano punteó la decisión de “caerse” con la totalidad de recursos, posteriormente anunciaron la misma medida Alejandra Barrales y Ricardo Anaya, dirigentes del PRD y PAN respectivamente.

Los mexicanos no quieren ni aceptan migajas, no admiten el 20 ni el 50 por ciento del presupuesto que les asignaron a los partidos. Exigen el 100 por ciento.

La creación de partidos políticos en nuestro país se había convertido en el mejor negocio que pueda existir, hemos insistido; únicamente requiere recolectar firmas para obtener el registro, para que una vez logrado esto los dueños se dispusieran a extender las manos para recibir muchos millones de pesos cada año que por ley tienen derecho, dinero de la población, claro.

La fuerte  presión que se ejerce en estos momentos para disponer de los recursos que les son asignados a los partidos puede dar un giro justo, las cosas pueden cambiar para bien; de alguna manera puede llegar a desalentar la creación de más partidos.

Los sismos del mes patrio no solamente tendrán impacto en lo humano, social y económico -desafortunadamente-; en el plano político, un hecho de efecto prolongado se dejará sentir en  2018, podría ser catastrófico para algunos partidos políticos, como también devastador para algunos aspirantes a cualquiera de los tres mil 416 cargos de elección popular que se disputarán el año próximo. Los mexicanos hoy tienen bajo la lupa a todos y cada uno de los actores políticos.    

Pueden llegar a desaparecer algunos partidos políticos el año próximo, al perder su registro por no obtener los votos suficientes para su subsistencia. 

Como si lo que han estado haciendo no representara ningún valor, labor que implica arriesgar la vida, jornadas arduas y agotadoras con la finalidad de rescatar sobrevivientes y auxiliar a la población en todo, absolutamente en todo lo que necesiten, los elementos de la Marina Armada de México no únicamente no reciben el reconocimiento que merecen, aguantan una vez más burlas y críticas por un incidente que les es completamente ajeno, como es el caso de la supuesta niña llamada “Frida”, que a alguien se le ocurrió inventar, nunca existió, ficción que la Marina nada tiene que ver.   

Los que todo el tiempo se han ensañado con las Fuerzas Armadas, los llamados defensores de Derechos Humanos, legisladores y actores políticos de diferente calibre, se han mantenido al margen de participar en momentos de solidaridad. Para muchos, infinidad, no se dan por enterados de lo ocurrido. Siguen como si nada con sus proyectos personales o de grupo.

Personajes o grupos políticos no quieren percatarse que de manera dolorosa México ha entrado en un proceso de cambio.    

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